martes, 13 de julio de 2010

EL TRIUNFO DE LA HUMILDAD (Por Juan Pe Ruiz)

Uno de los compromisos que adquirí conmigo mismo cuando inicié la publicación de este blog fue no publicar nada que tuviera relación con el fútbol (del que fui, por otra parte, entusiasta practicante).
Hoy, y SIN QUE SIRVA DE PRECEDENTE, publico este articulillo del gran Juan Pe que rezuma buenos sentimientos y ya sabéis que yo, ante eso me desdigo de lo que haga falta.


Hoy cambio la literatura por el deporte, la pluma por el balón y las tenebrosas mansiones por la copa del mundo. Y es que hoy me apetece escribir algunas líneas sobre el triunfo de la humildad. Sí, porque lo que este grupo de deportistas ha conseguido en este último mundial es algo más que una simple copa: es el goce de la amistad, el clamor de los sentimientos, la sencillez de las formas, la exultante humanidad… Me quedo con ese beso emotivo de nuestro capitán a su tan injustamente criticada novia; me quedo ese saber estar del entrenador, que calló con su buen hacer las numerosas críticas tras la derrota con Suiza; me llevo la genialidad de Xavi, la de Iniesta, la cabeza de Puyol, la sangre de Piqué; me quedo con la sorpresa de esos laterales, Ramos y Capdevila, por los que poca gente apostaba; me llevo sobre todo la sombra de nuestro cercano Busquets, que es alargada, como los cipreses de Delibes; me llevo todo y ello y más: las patadas de los holandeses, que quizá continuaban vengando afrentas del Duque de Alba, las lágrimas de Villa ayer, el abrazo conjunto de todos tras el gol de la final… no sé, tantas y tantas emociones contenidas que, como digo, se resumen en una palabra: humildad. Y es que para ser campeón de algo tan grande primero tienes que ser una gran persona. Ahí tenemos a Nadal, por no ir más lejos de Manacor, que no hace más que demostrarlo.
                        Por todo ello me enorgullece y me emociona ver a esos sencillos chavales que han alcanzado la cima del mundo allí donde Vasco de Gama oteó una vez, tras muchas fatigas, un Cabo al que llamó de buena esperanza y donde hoy en día, afortunadamente, hace años que se enterró el hacha de guerra del Apartheid. Es el triunfo de la humildad sobre la soberbia, y con eso me basta.

Juan Pe Ruiz.

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