Queridos lectores: erBlons no desea felicitar la navidad a nadie.
No deseo felicitar a los que vivimos en el primer mundo porque no lo necesitamos, ya somos suficientemente felices y tenemos cubiertas nuestras necesidades primarias, secundarias y terciarias.
No puedo felicitar a los del tercer mundo porque sería como reírme de ellos desde nuestra opulencia.
La diferencia entre los dos mundos se ha ido acrecentando en los últimos años, por mucho que las organizaciones gubernamentales y las ONG les mandemos, sobre todo en estas fechas, nuestras migajas.
Hace un tiempo leí un artículo en un diario de tirada nacional en el que, valorando la posibilidad de que el tercer mundo fuera saliendo de la miseria, uno de los más expertos economistas del mundo, decía que no era factible la igualdad entre todos los habitantes del planeta porque el gasto, el consumo, el ritmo de vida no sería sostenible; la tierra no podría dar fruto para mantener tanto gasto.
Yo creo que el “experto” debía referirse al ritmo de vida que llevamos los occidentales porque también se podría llevar un ritmo de vida más razonable, más austero, sin tanto derroche. Porque sino, se trata de abandonar a los países pobres a su suerte, haciendo lo que hacemos: darles algunas de nuestras sobras para tranquilizar nuestra conciencia.
Por eso creo que no está la cosa para felicitaciones.
Tienes más razón que un Santo, amigo Manuel. Vivimos en una sociedad no de consumo... de hiperconsumo, en la que compramos cosas que, la mayoría de las veces, no tienen ninguna utilidad, y así cada cierto tiempo hace uno limpieza en su casa y piensa que cómo es posible tener tanto trasto inútil por todos los rincones. Y qué decir de lo que se gastan los políticos en unas elecciones, o las dietas de los susodichos... en fin, un larguísimo etc... Yo os deseo salud, amor y amistad... eso no cuesta dinero!!!.
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