Aquellos dibujos rezumaban calidad y, algo que encuentro a faltar en los programas infantiles de hoy en día, la tranquilidad. No sé porqué se empeñan los creadores de hoy en hacer que sus animaciones tengan mucho, demasiado ritmo, ruido, velocidad, explosiones...
Los Picapiedras eran personajes tranquilos, de diálogos sencillos, pero agradables, donde hombres y animales convivían sin demasiados problemas.
Los protagonistas, deliciosos. Ese Pedro Picapiedra, ese Pablo Mármol (enano, para Pedro), esa Wilma, ese Dino...
Ahhh, qué tiempos!
Os he puesto la cabecera de la serie y aquí podéis ver, en dos partes, uno de los capítulos:
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