No voy a llamar
sinvergüenzas, porque no hay que llamarles sinvergüenzas, a los banqueros del
BCE que han venido a Barcelona a oír al Artur Mas decir mentiras en inglés.
No voy a protestar enérgicamente
ni me voy a acordar de sus respectivas madres por la inmensa morterá que se han
gastado en seguridad, estancia y pelotazos.
Pero, ¿cómo pueden ser
tan sinvergüenzas de exhibirse con todo ese boato mientras se recorta al pueblo
todo lo más básico?
Es que me enciendo, es
que me subo por las paredes, es que me indigno y tengo malos pensamientos
(je,je). ¡Qué morro tienen!
Insisto, no voy a llamar mamarrachos
a los mercaderes del Banco Central Europeo y a sus mamaculos. No hay que
insultar a nadie. Bueno, sí…
Suerte que ya se han ido.
Ojalá no vuelvan nunca.
Del innombrable no voy a
decir nada, hoy.
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