Tal como comentaba en un artículo anterior seguro que somos muchos los que estamos dispuestos a no tragar con lo que venga.
La semana pasada una mujer tuvo las santas narices de renunciar a la medalla de honor que se le entregaba en el ayuntamiento de Barcelona. Lo hizo en el mismísimo acto de entrega y lo argumentó diciendo que no la podía aceptar de un gobierno que está recortando todo aquello por lo que ella ha luchado durante toda su vida. Una lección de dignidad para que todos aprendamos.
Su nombre es Maruja Ruiz Martos. Es una mujer que lleva 50 años luchando en Nou Barris , defendiendo la sanidad y la educación pública. Para ella, son los puntales más importantes de un país. Ésa es la razón por la que, el pasado lunes renunciaba públicamente a la Medalla de Honor de la ciudad que le entregaba el alcalde Xavier Trias.
Era "una cuestión de honor y de coherencia. ¿Qué tenemos los pobres si no podemos curarnos ni llevar a nuestros hijos a la universidad? ¿Qué perspectivas de trabajo tienen los chavales cuando acaban la carrera?
"Hay otras medidas, no se puede sólo recortar, no puede ser que nos toque siempre a nosotros. El sistema no puede funcionar así, dar a la empresa privada es el primer paso para que luego pagues tú".
Me duele que en esta época de ayuntamientos democráticos digan que un autobús no puede dar servicio a 2.000 personas porque no es rentable. "Las cuestiones públicas, si son rentables, mejor, pero si no... ¿Para qué sirven entonces nuestros impuestos?"
Una gran mujer...
Os dejo el vídeo del momento de la renuncia y una entrevista (no dejéis de escucharla) que le hicieron en RNE-1 en el programa "Asuntos propios"
No hay comentarios:
Publicar un comentario