jueves, 1 de abril de 2010

EL HORROR DE LAS PROFUNDIDADES: ARTHUR MACHEN



En éste, para mí y hasta ahora, mejor ensayo de los que nos ha deleitado nuestro JuanPe, nos deja una reseña, vigorosa, certera y rápida, sobre la obra de un escritor de los que a él, y cada vez a más de nosotros, nos gusta.
Por suerte, Juan Pe, es de los que contagia con su entusiasmo por la lectura.
Buenas mini-vacaciones a todos.

            Gracias a una serie de carambolas literarias me topé un día con Arthur Machen. Por Borges conocí a William Beckford y su excepcional “Vathek”. E indagando en comentarios a este famoso libro del califa árabe me di de bruces con el que, para mí, es el mejor ensayo jamás escrito sobre la literatura de terror: “El horror en la literatura”, escrito por Howard Phillips Lovecraft. Hasta entonces había leído mucho a Poe, algo a Stevenson y, a lo sumo, el “Drácula” de Bram Stoker o el “Frankenstein o el moderno Prometeo” de Mary Shelley. Pero gracias a Lovecraft he descubierto un universo de maestros del horror, desde M.G Lewis a William Hope Hodgson, pasando, cómo no, por Arthur Machen.
            Machen tiene una primera obra muy singular en cuanto a su argumento: “El gran Dios Pan”.  Veamos lo que nos dice Lovecraft de ella  a grandes rasgos: “Una joven, merced a una manipulación de sus células cerebrales, es capaz de ver a la inmensa y monstruosa deidad de la Naturaleza, a causa de lo cual se vuelve idiota, y muere menos de un año después. Años más tarde, una niña extraña, inquietante y de aspecto extranjero llamada Helen Vaughan es confiada a la custodia y cuidados de una familia campesina de Gales, y vaga por los bosques de forma inexplicable (…) Es hija del espantoso dios Pan…” Y hasta ahí puedo leer… Otra estupenda obra de este genial escritor galés es “El pueblo blanco”, “cuya parte central –nos dirá Lovecraft de nuevo- pretende ser el diario o anotaciones de una niña pequeña cuya niñera la ha introducido en cierta magia prohibida y tradiciones sobrecogedoras del culto brujeril”. Pero hay dos relatos más cortos que son, para mí, las cumbres de la genialidad de Machen: “La novela del sello negro” y “La novela de los polvos blancos”.  En la primera de ellas, tal y como se dice en “El horror en la literatura”,encontramos en su forma más artística una de sus  concepciones espectrales predilectas: la idea de que debajo de los montículos y las rocas de las remotas colinas de Gales habita esa raza primitiva y achaparrada cuyos vestigios dieron origen a nuestras leyendas corrientes sobre hadas, elfos y el “pequeño pueblo”, los cuales son responsables, todavía hoy, de ciertas desapariciones inexplicables y ocasionales sustituciones de niños normales por otros extraños y oscuros”. La segunda de las citadas, llamada también “Vinum Sabbati” es quizá más inquietante y terrorífica. Cito esta introducción de Lovecraft y no digo más: “Francis Leicester, joven estudiante de leyes con los nervios agotados a causa de la reclusión y el exceso de trabajo, toma un remedio que le prepara un boticario nada cuidadoso del estado de sus drogas. (…) Un día le aparece una extraña mancha lívida en la mano derecha, a raíz de lo cual vuelve a su reclusión; finalmente, permanece encerrado en su habitación sin dejar entrar a nadie de la casa”.
            Todo amante del género de terror no puede dejar de conocer a este estupendo escritor, no sólo por la facilidad que muestra en la lectura de sus novelas, sino por lo singular de los temas que aborda. En Machen no encontraremos los clásicos muertos vivientes de la novela gótica, tampoco la angustia y el sobresalto de Poe; por supuesto no viviremos terrores de dioses arquetípicos y milenarios de Lovecraft. Simplemente nos acordaremos de él cuando paseemos por la montaña y nos parezca haber visto algo moverse detrás de un montículo o de una roca; algo pequeño, “primitivo y achaparrado”, quizá vestigio vivo de ese “pequeño pueblo” que, para el genial escritor, habita bajo las profundidades de su querida Gales.


Juan Pe Ruiz.
           

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