jueves, 29 de julio de 2010

Para que veáis que la poesía puede estar escrita también en prosa, aquí os dejo este cuento escrito por mi hija Marta para un nuevo blog que piensa abrir dedicado a los cuentos.
Espero que os guste.




Hi havia una vegada una cabreta que estava cansada de falses promeses.
Li van dir que era una gasela, però era mentida; li van dir que era una lleona, i no era veritat. Fins i tot n'hi va haver un que li va dir que era una zorra i un altre una pava. Passant per la gossa, la cotorra, la vívora i la mosqueta morta.
I així rondava perduda la nostra cabreta, fins que un dia es va mirar al llac, i va descobrir la única veritat:
que tenia molta sed.
-- 
Marta Ocaña Mariné

MÚSICA ES POESÍA

Aquí os dejo dos vídeos de Paco Ibáñez que elevan el nivel de la poesía cuando la interpretan.
La calidad de la imagen no es muy buena, pero lo que interesa es la voz.
Espero que os gusten...


Andaluces de jaen:
La mala reputacion:

miércoles, 28 de julio de 2010

LA POESÍA EN LA NUBE.

Me mandó el fiera de Daniel Baeza un enlace para ver a Héctor Alterio recitando la poesía  Qué lástima, de León Felipe. La he visto y es muy buena.
Por mis partes, os pongo otra, también del León. Se titula Escuela, y, aunque es larguita, es un bálsamo para nuestras vidas ajetreadas y enloquecidas por el trajín diario que va a acabar con nosotros. Si tenéis lo que hay que tener, parad el mundo unos minutos y echárosla al coleto. No os arrepentiréis, pecadores...

Qué lástima (León Felipe):
Escuela  (León Felipe):

domingo, 25 de julio de 2010

¡MÁS MADERA! (Lo sabía)

Esta poesía la escribí hace años, cuando mi hijo era pequeño, apenas había aprendido a andar. Las vivencias que se tienen durante la infancia de los hijos suelen ser muy intensas, pero, a veces, las ocupaciones diarias  nos impiden compartir y disfrutar con ellos todos los momentos. El problema es que son irrepetibles. Después, cuando son mayores, nos gusta recordarlos, porque  cualquier momento vivido con ellos es importante.

Me sigues con tus pies,
Con tus manos me sigues
Me acosas con tu voz
Tus ojos me persiguen.
Lloras...
Entonces, yo me paro,
Me vuelvo y te cobijo
Con mis brazos te cobijo.
Te hablo quedo al oído,
Te digo muy flojito: te quiero, hijo,
Pero espabila,
Llegamos tarde al médico.

(Manolo el de erBlons)

viernes, 23 de julio de 2010

POESÍA PARA TODOS!!

Me lo temía. Ha sido destapar  Dani Baeza el tarro de la poesía y ya queremos todos (Juan Pe el primero) liarnos con la poesía. Bueno, pues adelante… a mi amiga Reme le va a encantar.
La primera, cómo no, de Juan Pe. M'ha encantao. Como dice Arturo, no se puede decir más con tan pocas palabras.
De todas formas, no sé si me gusta más la poesía o la introducción que hace a la misma.
Enhorabuena, a todos…



MÁS POESÍA, Y GRACIAS DANIEL.

Me ha encantado el poema que nos invita a leer Daniel Baeza. Lo cierto es que no conocía a este poeta, León Felipe, pero el poema es precioso. Yo soy más de Machado (para mí la cumbre de la poesía), del Lorca del “Romancero Gitano”, no del de “Poeta en Nueva York”, de algunas cosas de Miguel Hernández (no todo), de otras de Bécquer (me gusta más en sus “Leyendas” que en sus “Rimas”). Y es que la poesía me ha acompañado desde muy joven. Escribía en cuartillas cuadriculadas lo que me salía, después procuraba (en la medida de lo posible) ponerle métrica al verso; más tarde pasaba ese rebujito de letras a una Olivetti del cretácico y, cuando tenía los medios folios apiladitos, me iba a una imprenta cercana a mi casa donde me ponían unas tapas duras de diversos colores y, he aquí, aparecía una especie de librito trapero que era “mi” libro de poesías. Llegué a hacer cinco libros así entre 1983 y 1986: “Versos del ayer”, “Sin esperanza”, “Elegía a un corazón dormido”, “En la hora muerta”, “… Y la oscuridad del alma”.  Como veréis, son todos títulos muy optimistas… Y es que yo soy uno de esos a los que citaba Unamuno: “los españoles tienen un sentimiento trágico de la vida”. Y desde los dieciséis añitos ya andaba yo escribiendo cosas tristes que, como “chispas del alma” en palabras del mencionado Bécquer, se transformaban en versos. Por eso ahora, al leer a León Felipe, me sale la vena poeta que dejé hace muchos años. Tal vez vuelva…
Os dejo este poema, mi favorito, que apareció en el libro “En la hora muerta”, de 1985, y que escribí con todo el sentimiento de mi triste adolescencia. Espero que os guste.

      Tu lejanía me duele,
                                   tu ausencia me quema;
                                   no hay dolor como éste,
                                   no hay ilusión que no se pierda.
                                   Somos dos náufragos
                                   en un mar de seda;
                                   somos dos corazones,
                                   miradas que se alejan…
                                   Yo te sueño… ¿me dejas?.

Juan Pe Ruiz.

jueves, 22 de julio de 2010

EL RAFI (Vigésimo primera entrega)






De entre las filas de personas que miraban arrobadas las imágenes que avanzaban, calle arriba, calle abajo, salió, una vez, un perrillo, y fue a meterse bajo los faldones que, debajo del paso, ocultaban a los costaleros. Durante unas décimas de segundo, ese movimiento cadencioso que caracteriza el avance del paso dejó de ser lento y pausado para convertirse en un salto hacia arriba hacia la derecha, hacia la izquierda… Todos vimos la imagen de la Virgen Dolorosa en el suelo, pero no, no fue más que una sensación visual. Con los ojos alzados a la altura de la imagen, no habíamos visto al Rafi que, casi tan rápido como el chucho, se había colado también debajo de las faldas del ingenio y salía a los pocos segundos con el animal en brazos, seguido de una serie de improperios, no del todo adecuados a la liturgia del momento,  procedentes del interior del paso y buscando, con una mirada de mala leche que espantaba, al dueño del bicho, que, por supuesto, no apareció. El Rafi soltó el perro en dirección contraria a donde transcurría la procesión y, el perro, asustado por el revuelo que había provocado, desapareció de allí.


Durante esos días era costumbre cocinar algunos platos propios de la Semana Santa. Eran días de vigilia, ayuno y abstinencia, sobre todo el Viernes Santo,
Todas las religiones tenían su tiempo de ayuno, un tiempo que servía para depurar el organismo, para limpiarlo de todas las grasas, miasmas y toxinas que se acumulaban durante el año, aunque eso, entonces, yo no lo sabía. Sólo sabía que era un sacrificio que había que hacer porque Nuestro Señor había muerto en la Cruz. ¡Ya te vale, Jesús!
 Recuerdo perfectamente el arroz con bacalao que hacía mi madre, también los garbanzos con bacalao me gustaban bastante, no tanto un potaje que sustituía la carne con acelgas. Pero lo que más me gustaba eran los roscos de Semana Santa. Eran unos roscos fritos en abundante aceite que quedaban como una porra de churrería, pero enroscada. No sólo me gustaba el rosco, sino también el hecho de reunirse mis tías con mi made para prepararlos. Era ocasión para escuchar las cosas que se contaban, recuerdos del pueblo, y de los pocos momentos del año en que las veía reir.


También recuerdo que esos días tenía posibilidad de salir con mi padre al campo. Las excursiones eran más largas y solíamos ir a sitios que hoy en día están ocupados por barrios o polígonos industriales. Las salidas con mi padre eran caminatas bastantes silenciosas, sólo interrumpidas por las explicaciones sobre éste o aquel árbol, planta o animal, sobre todo pájaros. Le gustaba enseñarme plantas que había en el campo y que eran comestibles, para él casi todas. Le gustaba coger borrajas, por ejemplo, que luego, en casa, comía en ensalada. También era amigo de los hinojos que comía tanto crudos como en algunos caldos que hacía mi madre, y que yo aborrecía.
Por supuesto que mi madre no se perdía ni nos dejaba perder ninguna de las funciones religiosas que se celebraban esos días. Desde un vía crucis matinal, qué digo matinal, ¡a las siete de la mañana!, con un sueño que te morías, hasta la misa de Pascua que se celebraba en la noche del sábado Santo y en la que también te morías de sueño.

BUENO, Y AHORA UNA NOTA:
En esta entrega podéis ver, en exclusiva, unas fotos del mismísimo... Son fotos que ya os dije que iba a conseguir por medio de su sobrino, descubierto milagrosamente. A ver qué os parecen.
¿Os lo habíais imaginado así?

martes, 20 de julio de 2010

UN POEMA DE LEÓN FELIPE (Por Daniel Baeza)

Cuando uno, que durante muchos años se dedicó a explicar Literatura, a hablar de prosa, de poesía a alumnos que le escuchaban, recibe al cabo de los años un mensaje de uno de ellos que le dice:
"Buenas noches, profe, sólo quería compartir esta poesía de León Felipe contigo y, si así lo crees conveniente por extensión, con Erblons."
Cuando uno recibe un mensaje de esta guisa,comprende que aquello que tantas veces les decía: Un poeta vive y siente lo mismo que nosotros, pero él las sabe plasmar en un papel. Es que eso ha calado y se disfruta, se entiende un poema.
Es éste un poema para leerlo lenta y tranquilamente, disfrutando de cada verso, de cada estrofa. Disfrutando de su musicalidad y compartiendo lo que dice el poeta, que no es más que la esencia de la vida. El vivir desprendido de lo que cuesta dinero, pero no vale nada. De quedarse sólo con lo que te llena, que es lo que no cuesta dinero.¡Cuántos quisiéramos vivir como nos dice el poeta, pero las ataduras a lo material son demasiado duras y no somos capaces de romperlas. Pero hay poesía. Menos mal...


Gracias, Dani por disfrutar de la poesía y quererla compartir.


¡QUÉ LÁSTIMA! (León Felipe)
¡Qué lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan!
¡Qué lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima 
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca.
¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada;
pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña.
Después... ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
¡Qué lástima
que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
(que me contaran
viejas historias domésticas como a Francis Jammes y a Ayala)
y el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla.
¡Qué lástima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho, y la otra en el puño de la espada!
Y, ¡qué lástima 
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque..., ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?
¡Qué voy a cantar si soy un paria
que apenas tiene una capa!

Sin embargo...
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca...
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente a través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa...
Ella entonces me llama
¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy mala gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala,
muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
en una caja
muy blanca...
En una caja
muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana...
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja
tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por el cristal de mi ventana...
¡Y la muerte también pasa!

¡Qué lástima
que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria
que apenas tiene una capa...
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!




viernes, 16 de julio de 2010

EL RAFI (Vigésima entrega)

Sí, ya sé que los seguidores del Rafi, habrán pensado estos últimos tiempos que habían sido abandonados a su suerte. Nada más lejos de la realidad. En realidad he estado recabando información sobre mi antiguo amigo.
La suerte me condujo hasta un familiar, un sobrino… Sí, si, el sobrino del ínclito Rafi, que probablemente podrá aportarme algunas fotos de la época para ilustrar la narración de nuestras andanzas.
De momento aquí dejo una nueva entrega.

Aunque el barrio donde vivíamos el Rafi y yo era un barrio de gente llegada de todos los rincones de España, principalmente de Andalucía, un barrio de gente trabajadora, seguramente con pocos medios económicos, contaba con una Iglesia Parroquial, la de San Cristóbal. La iglesia, era una ermita semi-subterránea, bastante grande y donde se producían, con gran asistencia de feligreses, la mayor parte de los acontecimientos religioso-sociales del barrio (bautizos, comuniones, bodas, entierros...). La iglesia daba servicio también a los cercanos barrios de Las Arenas y Montserrat.
En el interior de la ermita se hospedaban 7 u 8 pasos de la procesión de Semana  Santa. Eran (son porque aún están allí) una Dolorosa, un Cristo en la cruz y otro en la sepultura que, a los pequeños nos impresionaban bastante.
Junto a algún otro niño, a veces, cuando se acababa la misa de las 8 de la tarde y ya las madres estaban en la puerta hablando un ratito y se habían apagado las luces (pocas) de la iglesia y sólo quedaba la tenue tiniebla que provocaban los cirios que ardían cerca de algunas de las imágenes, entrábamos en la iglesia a pasar miedo. Nos escondíamos detrás de las columnas y nos salíamos al paso el uno del otro, asustándonos y riéndonos a la vez, hasta que el sacristán o el mismo párroco (mosén Ros) nos echaban del recinto sagrado y nuestras madres nos reñían un poco y nos preguntaban que dónde estábamos, que hacía rato que nos estaban buscando.
El día de la procesión, supongo que el Jueves o el Viernes Santo, sacaban a la calle los pasos que iban acompañados de romanos con sus lanzas sus escudos, sus petos relucientes y sus cascos; iban también los nazarenos con sus capirotes blancos y su túnica negra. De ellos, algunos llevaban cruces a cuestas, otros iban descalzos y, algunos, arrastraban cadenas cogidas a sus tobillos. Iba también alguna banda de música interpretando la marcha típica de las procesiones. También iba la banda de cornetas y tambores de la Cruz Roja, uniformados, y los Guardias Urbanos, también con uniforme de gala que se caracterizaba por un cordón blanco entre pecho y espalda. ¡Dios,cómo nos gustaban esos uniformes!
Todo esto nos impresionaba inmensamente. El retumbar de los tambores y el sonido metálico de cornetas y trompetas nos producía un fuerte hormigueo en el estómago. Una mezcla de miedo y gozo propiciado por el estrépito y la melodía. Supongo que son vivencias tan fuertes, que se graban firmemente en la memoria, favorecidas por el fuerte impacto de sonidos y olores:  me embriagaba el olor del incienso que emanaba  de los incensarios que balanceaban los sacerdotes que abrían la procesión; me atraía el olor del algodón de azúcar, y de las manzanas bañadas en caramelo y de las almendras garrapiñadas que ofrecían algunos vendedores ambulantes tirando de sus carritos o acarreando una caja elevada por encima de su cabeza.
La gente se colocaba, a lo largo del recorrido de la procesión, por todo el barrio y, sobre todo en los cruces, podían haber dos o tres filas de personas mirando y comentando los pasos…,

ESTO NO SE ACABA AQUÍ ¿EH?...

jueves, 15 de julio de 2010

¿HACIA DONDE VAMOS? (Por Artur García)

Mi buen amigo Artur (antes Arturo) me manda esta vivencia, que, como todas las suyas está llena de sinceridad y sencillez. Ánimo, Artur, estamos contigo.


El sábado 5 Junio me pasó algo que me ha hecho recapacitar. Tuve una discusión de tráfico por una plaza de aparcamiento, no sé si con razón o no.  Me bajé del coche para recriminar a un chaval joven (de unos 28 0 30 años) que la plaza que había ocupado la estaba esperando yo para cogerla. En ningún momento le falté al respeto ni le dije una palabra mas alta que otra, simplemente le comenté que se había colado,  cuando él me había visto esperando con el intermitente puesto.
Lo que ocurrió después me ha tenido todo el fin de semana ocupado y alterado ya que sin comérmelo ni bebérmelo me tuve que tragar un sin fin de improperios, desde “pijo de mierda que te crees que por tener el coche que tienes te da derecho a ocupar las plaza de parking que tú quieras” hasta “ no me sigas tocando los cojones por que te voy a machacar vivo” , el “sumum” vino cuando de dentro del coche se bajó otro chaval joven y dirigiéndose a mi en plan chulesco me dijo “ mi compañero te ha avisado pero yo no, como digas una palabra mas me lío a hostias contigo”.
Tengo experiencia en estos casos ya he pasado por dos juzgados por no saber controlarme y en los dos casos nos han declarado culpables a los dos,  teniendo que pagar los daños y  costas a medias, por lo de (dos no se pelean si uno no quiere), eso hizo que me dejara humillar por esos dos niñatos que les faltaba un mucho de vergüenza y les sobraba un mucho de agresividad,  la verdad es que prefiero comerme el orgullo y pensar que me he ahorrado un disgusto y unos eurillos.
Todo esto viene a cuento por que me he dado cuenta que vamos por mal camino que todo lo arreglamos a hostias y que me parece mentira que en el siglo XXI no seamos capaces de solucionar las cosas hablando, no puede ser que la agresividad empiece donde debería empezar el diálogo, tampoco puede ser que hoy en día  y, en general, usemos la agresividad como vía de escape a nuestras frustraciones.
Creo que nos queda una labor muy dura a padres y educadores en general,  ya que si por una parte no somos capaces de hacer ver a nuestros hijos que hostiarse es la última opción y por otra la mayoría de lo que nos ofrecen los medios de comunicación está relacionado con la violencia, ¡¡pues ya me diréis¡¡, no quiero pecar de pesimista pero las “pelis” americanas de pandilleros asesinos y marginados se van a quedar muy cortas.
A ver si va a tener razón WINSTON CHURCHIL cuando dijo:
A quienes no conocen otro lenguaje que la violencia, hay que hablarles en su propia lengua.

SIN MALA INTENCIÓN

 Os dejo esta broma que se hacen entre amigos. Es muy conocida en internet. Es muy graciosa. A ver si aguantáis sin reiros.

martes, 13 de julio de 2010

EL TRIUNFO DE LA HUMILDAD (Por Juan Pe Ruiz)

Uno de los compromisos que adquirí conmigo mismo cuando inicié la publicación de este blog fue no publicar nada que tuviera relación con el fútbol (del que fui, por otra parte, entusiasta practicante).
Hoy, y SIN QUE SIRVA DE PRECEDENTE, publico este articulillo del gran Juan Pe que rezuma buenos sentimientos y ya sabéis que yo, ante eso me desdigo de lo que haga falta.


Hoy cambio la literatura por el deporte, la pluma por el balón y las tenebrosas mansiones por la copa del mundo. Y es que hoy me apetece escribir algunas líneas sobre el triunfo de la humildad. Sí, porque lo que este grupo de deportistas ha conseguido en este último mundial es algo más que una simple copa: es el goce de la amistad, el clamor de los sentimientos, la sencillez de las formas, la exultante humanidad… Me quedo con ese beso emotivo de nuestro capitán a su tan injustamente criticada novia; me quedo ese saber estar del entrenador, que calló con su buen hacer las numerosas críticas tras la derrota con Suiza; me llevo la genialidad de Xavi, la de Iniesta, la cabeza de Puyol, la sangre de Piqué; me quedo con la sorpresa de esos laterales, Ramos y Capdevila, por los que poca gente apostaba; me llevo sobre todo la sombra de nuestro cercano Busquets, que es alargada, como los cipreses de Delibes; me llevo todo y ello y más: las patadas de los holandeses, que quizá continuaban vengando afrentas del Duque de Alba, las lágrimas de Villa ayer, el abrazo conjunto de todos tras el gol de la final… no sé, tantas y tantas emociones contenidas que, como digo, se resumen en una palabra: humildad. Y es que para ser campeón de algo tan grande primero tienes que ser una gran persona. Ahí tenemos a Nadal, por no ir más lejos de Manacor, que no hace más que demostrarlo.
                        Por todo ello me enorgullece y me emociona ver a esos sencillos chavales que han alcanzado la cima del mundo allí donde Vasco de Gama oteó una vez, tras muchas fatigas, un Cabo al que llamó de buena esperanza y donde hoy en día, afortunadamente, hace años que se enterró el hacha de guerra del Apartheid. Es el triunfo de la humildad sobre la soberbia, y con eso me basta.

Juan Pe Ruiz.

sábado, 3 de julio de 2010

CONSEJOS DOY... 2

¡Más zumos, chicos!. Espero que los anteriores os hayan gustado.




Hoy os voy a explicar un par de ellos que, aunque os parezcan poco llamativos, tienen cualidades extraordinarias.
Se trata de un zumo de espinacas, lechuga y kiwis.
Los tres ingredientes son ricos en vitaminas y sales minerales.
De todos es sabido que la lechuga tiene un ligero efecto calmante, por eso es bueno tomarla por la noche, en ensalada, por ejemplo.
La combinación de los tres elementos proporciona una alta concentración de vitaminas B que tonifican el sistema nervioso.
Se trata de licuar 5-6 hojas de lechuga, parecida cantidad de espinacas y un par de kiwis.
Si os lo podéis beber, os pondréis de fuertes como Popeye y de guapos como su Olivia.
De nada…

Por último os voy a aconsejar una combinación zúmica a base de aguacate y tomate.
Con estos dos ingredientes se obtiene un zumo rico en vitaminas B y C.
Este zumo, dado su aporte en ácido fólico, sales minerales y betacarotenos, es indicado en los estados de fatiga. Mejora la digestión, ayuda a cicatrizar las úlceras gástricas, regula el tránsito… intestinal y las funciones hepáticas.
Vamos que este zumo es la hostia, lo podían utilizar en las comuniones de los niños.
De todas formas el tomate también lo podéis tomar abierto, con un poco de aceite y un ajo picado. O en pipirrana, que si no sabéis lo que es, me lo decís y en otra entrega os lo explico.
El procedimiento para prepararlo es:
Batir un aguacate con cuatro tomates, el zumo de medio limón y un poco de sal y pimienta. También se le puede añadir un diente de ajo y pimiento verde bien picaditos a modo de gazpacho. Se sirve bien frío.
Venga, que os aproveche!
Que sepáis que yo los pruebo todos antes de explicároslos, o no...