LA MONA DE PASCUA

Lo siento, pero como educador que soy, me siento en el deber de explicar algunas nociones sobre la semana santa (sí con minúscula) que creo que debéis conocer.

Se trata del domingo de pascua, de los huevos de pascua y, de la mona de pascua.

En primer lugar, me temo que la mayoría de vosotros no sabe que la comida típica del domingo de pascua es el cordero. ¿Por qué? Pues resulta que, antiguamente, tras pasar las siete semanas (sí, siete, SIETE) de la cuaresma sin poder comer carne por imposición de la iglesia católica, el día de pascua, que empezaba justo a las 12 de la noche del sábado santo, se celebraba comiendo cordero o, en su defecto, los más pobres, conejo.

En segundo lugar, los huevos de pascua. Más de lo mismo. Durante siete semanas no se podían comer huevos ya que se consideraba igual que la carne, pero durante esas siete semanas las gallinas continuaban poniendo huevos, por lo que se reunían una gran cantidad de ellos, que, el día de pascua aparecían como lluvia de mayo como alimento que se compartía con todo el mundo.

Por último, la mona de pascua. Se sabe que, ya desde el S.XV, los padrinos catalanes regalaban el día de pascua una torta de pan o un pastel a su ahijado. Era costumbre poner encim, tantos huevos como años tuviera el niño con un máximo de doce que era la edad en que el zagal hacía la comunión y, por lo tanto se dejaba de regalar la mona.

Ah! Lo de mona viene del árabe muna que significa alimento y, también, regalo.

De nada... A mandar...