lunes, 15 de marzo de 2010

LA MAGIA DE LEWIS CARROLL (Por Juan Pe Ruiz)


En breve se estrenará en nuestro país la última creación del director Tim Burton, una adaptación a la gran pantalla del clásico de Lewis Carroll “Alicia en el país de las maravillas”. Tengo una excelente opinión de Burton, sobre todo tras esa obra maestra llamada “Sleepy Hollow”, protagonizada por su actor favorito, Johnny Deep, y basada en el relato fantástico del jinete sin cabeza de Washington Irving. No creo que me defraude esta nueva entrega cinematográfica de “Alice´s adventures in wonderland”, que es el título original de esa singular obra escrita por Lewis Carroll, seudónimo bajo el que se escondía el reverendo Charles Lutwidge Dodgson.
            Pese a obrar en mi poder desde el año 1.990 un ejemplar de Alianza Editorial de este libro de las aventuras de la pequeña Alicia, no fue hasta hace muy poco que me decidí a leerlo. Es obvio que mis prejuicios sobre una obra de título aparentemente absurdo, escrita para un público aparentemente infantil, podían más que mi pasión por la literatura. Una tarde de lluvioso domingo, de esas que me evocan melancolía de colegial, ojeé el libro por enésima vez. Instintivamente leí el prólogo a la primera edición de 1.970, escrito por Jaime de Ojeda, y ya me colé por la madriguera siguiendo a Alicia y al conejo blanco hasta que terminé de leerlo. Mis prejuicios, como siempre ocurre en esta vida, me habían traicionado. El libro de Carroll es algo más que un cuento infantil; tiene mucho de moraleja y más aún de psicología adulta.
            Jaime de Ojeda da unas pinceladas geniales e intrigantes para animarse a conocer el mundo de las maravillas de Carroll. En tal sentido nos dice: “Su mezcla de situaciones disparatadas –y, sin embargo, significativas- y de personajes admirablemente reales no puede por menos que recordarnos a Kafka. Y, en efecto, se ha señalado repetidas veces el parecido que existe entre Alicia y “El Castillo” y “El Proceso”. La misma Alicia es testigo de un singular proceso en la Corte de la Reina de Corazones, cuyos elementos esenciales guardan un interesante parecido con los del proceso de Kafka”.
            Si pensamos que la singular Alicia es una niña inocente y tierna a la que todos los personajes que sucesivamente van apareciendo en ese mundo de fantasía engañan, nada más lejos de la realidad. Ojeda lo refuta así de contundente: “En realidad, Alicia es una revolucionaria terrible”; y añade: “No hay quien se le ponga por delante: el conejo más elegante del mundo rueda por el suelo con sus guantes, su abanico, su reloj y su impotencia; el coro vociferante de animales que puebla su mundo revela sus debilidades ante una Alicia implacable; los filósofos y científicos quedan confundidos por la insensatez de sus propias necedades; la duquesa más impresionante de la historia tiembla ante la cartulina de un naipe, y la Reina de Corazones y su séquito de cartas acaban revelándose como una “valleinclanesca” corte de los milagros”.
            Ciertamente se disfruta con la lectura de este libro mágico que es mucho más que un libro de aventuras. Me he propuesto leer en breve su continuación: “A través del espejo y lo que Alicia encontró al otro lado”. Pero, de momento, estaré a las expectativa de lo que el bueno de Burton saque de su chistera; seguro que me encanta también.
            Concluyo con la convicción de que un prejuicio es algo anodino y, a menudo, irracional. Y con las siguientes palabras de Ojeda caen todos los que pudiera haber tenido en un principio frente a esta genial obra: “En cambio, Carroll presenta un mundo no menos opresivo y mucho más violento, incluso, que el de Kafka; sitúa en él a una niña completamente convencional, obliga al lector a identificarse con uno y otra, y ¡hete aquí que de golpe esta niña tan estereotipada –y tan odiosa- tiene el desparpajo de reducir cualquier situación a sus elementos más primitivos y crudos! -¡Oh delicia!.”


Juan Pe Ruiz.

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