viernes, 28 de mayo de 2010

NO CESAR EN LA LUCHA CONTRA LA DROGA (Por Juan Pe)

No voy a hacer una introducción a este escrito. No es necesaria. Sólo diré: ¡Cuánto miedo me produce n tus palabras y cuánta alegría, tu lección de humanidad y humildad!

         Mi buen amigo y maestro Manuel, creador de esta criaturita que nos une en la red, accedió a mi petición de colgar en su blog un interesantísimo artículo aparecido en “El Periódico de Catalunya” y titulado: “Los cocainómanos que intentan desintoxicarse se duplican”. A mí me conmovió especialmente la parte final: “”Es lo más peligroso. Llega un día que ya no controlas,  haces cosas inexplicables y no puedes llevar una vida normal. No podía ni mantener una relación sexual. Solo vivía para ponerme, me daba igual estar vivo que muerto», recordó Alfonso, de 31 años, abogado y padre de dos hijos, que acabó el tratamiento hace seis meses”. Y subrayo que me caló hasta el tuétano porque, como Alfonso, soy abogado;  como él, soy padre de dos hijos; a mí también  llegó un día en que me daba igual estar vivo o muerto,  y solo vivía para “ponerme”; la única diferencia entre Alfonso y yo es que terminé mi tratamiento hace cuatro años. En cada palabra que dice veo la ruina personal en la que caí justo antes de acudir a Proyecto Hombre.
         Durante mi programa leí con apasionamiento “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, aunque mi primer contacto con ella había tenido lugar siendo adolescente. Pero por algún avatar psicológico que no acierto a comprender, supe que debía volver a ella y que sería buena compañera de viaje en mi proyecto de rehabilitación. No me equivoqué. Sus tres partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso) son el antes y el después de Proyecto Hombre, al menos para mí. Así, el Infierno de Dante, ese lugar de crueldad extrema, es el día a día con la droga; es el vivir por y para ella y no tener familia ni amigos. Eres tan orgulloso, prepotente, mentiroso y cobarde como lo son todos los condenados a los castigos más crueles: Bertrán de Born, Ulises, el Conde Ugolino, Thais, Judas o Casio Bruto. El Purgatorio es el programa en sí. El Angel guardián graba siete “P” en la frente de Dante, que se irán borrando de su faz a medida que ascienda las siete cornisas y deje atrás cada uno de los siete pecados capitales. Finalmente, el Paraíso, donde encuentra de nuevo a su amada y perdida Beatriz, es la graduación final, la conclusión del programa terapéutico y la salida de ese mundo de inmundicia.
         Yo pasé por ese Infierno dantesco sin la compañía de Dante o de Virgilio, su maestro y guía en el inframundo. Lo hice a solas, con ese egoísmo tan singular que te otorga el vivir sólo para la droga. Pero en la playa  del Purgatorio no encontré a Catón, sino a Proyecto Hombre, y, como Dante hizo, me ceñí el junco de la humildad a la cintura y los veintidós meses de programa fueron mi ascensión hacia la “Rosa de los Justos”, en el Empireo, a la que llegué en abril de 2006. En cada línea de esa majestuosa obra encuentro algo asociado a mi proyecto de deshabituación. Baste recordar el comienzo del Canto I del Infierno: “Nel mezzo del cammin di nostra vita, mi ritrovai per una selva oscura, ché la diritta via era smarritta”; es decir: “A la mitad del camino de nuestra vida, yo me encontré en una selva oscura, porque había extraviado el recto camino”.
         Hoy en día, con un orgullo muy diferente a aquél que me sobrepasaba en noches de asco y mezquindad, me reconforta como nada ayudar a tantos y tantos Alfonsos y Juan Pedros que ansían dejar esa vida de perdición. Por ello hay que decir bien alto, para que no se pierda en los círculos infernales, ni en el Aqueronte o en el Leteo, esa premisa tan bonita de “no cesar en la lucha contra la droga”.

Juan Pe Ruiz.

3 comentarios:

  1. Gracias, Manuel. Con sólo tres líneas has conseguido emocionarme. Estas pequeñas cosas son las que a uno le dan fuerzas para continuar fuera de esa crueldad que es la droga: tres líneas que resumen un mundo, una amistad de corazón... gracias por todo.

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  2. Arturo dijo:
    No tengo el placer de conocerte, solo por tus escritos pero me caes bien y si algo has demostrado con este artículo es que realmente te quieres curar, por que reconocer por lo que has pasado te hace mas persona aún, no bajes nunca la guardia, las drogas (todas) tienen la virtud de destruir vidas y luego te pueden matar fisicamente, no pienses nunca que lo has superado tu tienes una enfermedad cronica y cualquier pequeña recaida te puede devolver al infierno, ¡ánimo Juan Pe¡ desde mi humildad te animo a preferir el cielo azul a la oscuridad de la tormenta.

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  3. Gracias Arturo por tus palabras. Desde luego no bajo la guardia, y ser voluntario en P.H me ayuda a no hacerlo. Pero tienes razón, soy un enfermo crónico y tengo conciencia de ello.
    Dile a Manu a ver si quedamos un día los 3 y nos conocemos. Me encantará conocerte.
    un abrazo.

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