viernes, 18 de noviembre de 2011


A petición del público:
BROWNIE A L’ESTIL DEL MANEL Y DE LA CRISTINA
Cociné por primera vez este exquisito bizcocho de chocolate, de origen americano del norte, precisamente ayudado por una americana de pura cepa, Cristina, de New Jersey. Hija de Lilly, prima de Mª Pilar, mi brazo derecho.
Como lo hicimos en unas vacaciones de Semana Santa, lo disfrazamos de mona de pascua y quedó fetén. Supongo que ese fue el punto de inflexión para que  me salga el brownie como me sale.
Si vosotros queréis triunfar con este bizcocho, hacedlo como os digo a continuación:

Ingredientes:
3 huevos
125 g. de azúcar
3 cucharadas de leche. Sí, tres cucharadas.
150 g. de chocolate para fundir.
125 g. de mantequilla
Medio sobre de levadura Royal
100 g. de harina
50 g. de nueces

Preparación:
Es muy importante que, antes de empezar a preparar el bizcocho, tengamos todos los ingredientes preparados. A mí me gusta irlos poniendo en recipientes para que, en el momento en que los necesito, los tenga a mano. Es muy útil tener una báscula para pesar los ingredientes (poner las cantidades a ojo puede costarnos tener que oir aquello de: “Sí, está bueno. Un poco dulce, o pastoso, o soso, ¿no?”)
Por lo tanto una basculita de cocina y pa’lante.
Fundamentalmente un bizcocho es el resultado de mezclar una serie de ingredientes y, después cocerlo al horno. En principio, el orden en que se vayan mezclando los elementos da igual; pero yo los mezclo en este orden (no digáis que no lo he avisado):

Lo primero es fundir el chocolate y la mantequilla al fuego o al microondas, da igual. Se pueden fundir las dos a la vez, en el mismo recipiente. Añadimos la leche, sí, tres cucharadas, y mezclamos bien.
Mientras se enfría un poco esta mezcla, vamos batiendo, si puede ser con batidora de varillas, el azúcar y los tres huevos. Añadimos esta mezcla al chocolate y la mantequilla batiendo sin parar (venga a batir, venga a batir…).
Ya puestos, vamos añadiendo la harina y la levadura. La cosa bien mezclada, ¿eh? Veréis que queda una pasta cremosa y fina. Cuando os entren ganas de comérosla aunque sea cruda, la ponéis en un recipiente previamente untado con mantequilla y enharinao; en el fondo extendéis las nueces partidas en trocitos pequeños.
El recipiente que no sea ni muy grande ni muy alto. Este bizcocho crece poco, lleva poca levadura, ése es el secreto.
 Si lo hacemos en microondas, lo ponemos 7 minutos a 800º y, sin abrirlo, lo dejamos reposar, dentro, otros 7 minutos. Haced la prueba del palillo y si sale húmedo, lo metéis otra vez 2-3 minutos y 2-3 más con el micro apagado.
Si no está bueno, mirad si os habéis dejado encima del mármol de la cocina, el chocolate y la mantequilla.

Si lo hacemos en el horno. Lo precalentamos a 180º. Metemos la mezcla durante 30 minutos. Controlamos que no se queme por fuera. Hacemos la prueba del palillo (no confundir con la del algodón) y, cuando salga seco, sacamos del horno y dejamos enfriar.
Es típico comerlo para el día de difuntos porque está de muerte.
Dedico esta receta a mis compañeras y compañeros de Ramar que, aprovechan cualquier ocasión, para darme faena.

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