martes, 25 de agosto de 2009

DÍA DE INCENDIOS (por David Barreira Delgado)


David Barreira es un alumno que un buen día se marchó a Galicia. Es forestal, está casado y tiene un niño. Ha sido muy amable en escribir este artículo sobre su trabajo.



Este mundo de trabajos forestales te tiene que gustar… no es simplemente que al final de mes te llegue la nómina al banco, tienes que saber que detrás de ese dinero hay muchos sufrimientos. Tras el cansancio de trabajar en un incendio o varios al día, lo que más me satisface es llegar a casa después de un día agotador y pensar que has salvado el monte e incluso, en muchas ocasiones, salvar lo más importante que tienen las familias españolas que son sus propias casas y fincas que les dan su comida de todo el año.

En este trabajo he vivido muchas sensaciones, buenas y malas.

Buenas: la verdad, como he comentado antes, es la satisfacción de llegar a casa sabiendo que has colaborado en salvar montes y casas. También he conocido muchos compañeros de trabajo muy buenos, ya que en este trabajo tienes que depender muchos de ellos, porque somos un equipo, y como equipo trabajamos en la extinción de los incendios y tenemos que velar los unos por los otros.

Malas: he tenido que vivir la destrucción de mi propio entorno, ya que en el 2005, donde yo vivo, ardieron todos los alrededores de mi villa. Lo viví con gran impotencia porque trabajando en su extinción veía que era una catástrofe sin control.

David es el primero por la derecha.


Yo me levanto a las 7 de la mañana para preparar las cosas y coger el coche para ir a trabajar. Durante el viaje ya voy pensando en el día que me está esperando, si va a haber muchos incendios o ninguno.
Al llegar a la base, lo primero que se hace es ponerse en contacto con la central y dar el aviso que empiezas a trabajar con tu brigada, y si esta operativo el helicóptero o no, ya que le influye el estado meteorológico o si esta revisado por el mecánico.
Lo primero que hacemos en caso de que no tengamos una salida, es prepararnos físicamente, podemos ir a correr mínimo 5 kilómetros y máximo unos 10, por pistas de las montañas y a continuación, unas series de flexiones abdominales y estiramientos. (Siempre que no haya incendios. Si en el transcurso de los ejercicios saliera algo y nos llamaran pues tendríamos que dejar de hacerlos, colocarnos la equipación y salir).
También variamos esos ejercicios con unas marchas, que significa que nos ponemos la equipación que llevamos a los incendios, y vamos a dar unos paseos a paso ligero de unos 15 kilómetros por las montañas de los alrededores de la base. Esto lo hacemos ya que el helicóptero en un incendio no siempre te puede aterrizar al lado de las llamas y te tiene que dejar a unos kilómetros de él, entonces tenemos que estar preparados para aguantar esas caminatas.
Y ya en el tema de cuando nos avisan de una alarma de incendio, es un mundo de sensaciones que te invade. Desde el momento que te estás preparando la equipación y vas caminando hacia el helicóptero para montar y marchar, ya estás pensando en lo que te vas a encontrar cuando llegues al incendio, y con muchas ganas de llegar lo mas rápido posible para que no se haga mas grande y que dañe lo mínimo posible.
Aun me acuerdo de mi primer incendio. La verdad es que iba con mucho miedo, y después cuando vi las llamas delante de mí aún tenia más miedo, ya que las llamas triplicaban mi altura. Pero aun así me tuve que meter. Me agarré a la boca de la manguera y allí estuve mas de 3 horas apagando el incendio. Después, una vez apagado, me quedé pensando que la verdad era que a las llamas no les puedes tener miedo aunque sí mucho respeto y saber cómo trabajar para vencerlas.

Y por último, y para no aburriros más, quiero decir a la gente que este leyendo este espacio, que, las sensaciones de montar y trabajar con un helicóptero, son para mí lo mas agradable y feliz que he tenido. La primera vez que monté en uno, aunque fue divertido, también iba con mucho respeto por una maquina que a esas alturas y mirando a través de las ventanas a esas alturas que coges, pues lo pasas un poco mal, pero es como todo, te tienes que acostumbrar. Eso sí, una vez que montas por primera vez, ya estás deseoso de volver a montar.

Es una sensación que os recomiendo. Si tenéis alguna posibilidad de montar en un helicóptero, no os lo penséis y hacedlo.

Un Saludo.
David Barreira Delgado

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