miércoles, 30 de diciembre de 2009

PAOLO Y FRANCESCA. ¿LUJURIA O AMOR ETERNO? (Por Juan Pe)

¡Vaya final literario de año que nos regala Juan Pedro Ruiz!
Para los que pensaban que el tipo de literatura tenebrosa de la que siempre nos hablaba tenía que ver con su forma de pensar, aquí nos deja esta delicia de comentario sobre el Canto V, donde el amor, en su más tierna, apasionada y verdadera visión, se yergue por encima de cualquier otro sentimiento humano.
Una delicia que endulza los mismísimos turrones de estos días. Leed si no:




El Canto V del Infierno de Dante es un canto al amor. Borges, en su ensayo “El verdugo piadoso”, incluido en el libro “Nueve ensayos dantescos”, nos habla de este Canto y comienza diciendo: “Dante (nadie lo ignora) pone a Francesca en el Infierno y oye con infinita compasión la historia de su culpa”. Los amantes que nos encontramos allí  son Francesca y Paolo y la primera habla así a Dante: “Amor, que pronto en leal corazón prende, a éste prendió de la gentil persona que me fue hurtada en forma que aun ofende. Amor, que a nadie amado amar perdona, al placer de éste me entregó tan fuerte que como ves aún no me abandona”. Los amantes giran unidos en un remolino de almas. Paolo no articula palabra, pero el poeta, ante tanta intensidad en las palabras de Francesca, crea uno de los más comentados versos de su Comedia: “china ´il viso, e tanto il tenni basso...”, es decir: “incliné el rostro y tanto estuvo bajo...”. Dante evoca en un verso todos los sentimientos del mundo, porque él, eterno enamorado de Beatriz, su amor imposible, ha estado escuchando el relato de los amantes y esto le afecta más que cualquier cosa que pueda ver en lo sucesivo en ese Infierno.  Muchos autores creen que, aunque católico ferviente, Dante hubiera querido estar en la posición de los amantes, pese a haber sido condenado al Infierno y no haber podido llegar más allá de la playa del Purgatorio. Me imagino, en la distancia de los siete siglos que nos separan de “La Divina Comedia”, qué hubiera dado Dante por ese beso de amor que nunca recibió de su idolatrada Beatriz.
            Por eso es lógico que coincida con Benedetto Groce, al que se refiere Borges en su ensayo,  el cual declara que “Dante, como testigo, como creyente, como hombre ético, condena a los pecadores; pero sentimentalmente los absuelve”.-La Poesia di Dante”.
            La historia de poeta con su amor platónico siempre ha quedado envuelta en sombras. ¿Hubo alguna vez una declaración de amor? No lo sabremos nunca, pero lo que sí es cierto es que el Alighieri creó su majestuosa Commedia para cantar ese amor a Beatriz y que, como diría Borges en su ensayo “La última sonrisa de Beatriz”:  “los círculos del castigo y el Purgatorio austral y los nueve círculos concéntricos y Francesca y la sirena y el Grifo y Bertrand de Born son intercalaciones; una sonrisa y una voz, que él sabe perdidas, son lo fundamental”.
            Definitivamente, la historia de Francesca y Paola no es lujuria, sino amor; amor eterno, nunca mejor dicho. Y así lo entendió, mucho después, otro poeta, esta vez más cercano a nosotros, un tal Bécquer, que, en sus “Rimas” incluyó un poema que comienza con un verso dantesco: “La bocca mi bacció tutto tremante...”, esto es: “Me besó temblando en la boca...”, para terminar antológicamente, como era normal en el romántico sevillano, con una pregunta que hace el amado: “¿comprendes que un poema cabe en un verso?” y ella, solícita, le responde: “sí, ahora lo comprendo”.
 
Juan Pe Ruiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario