Definitivamente, al innombrable conseller d’interior, le ha pasado como a Sergio Ramos: se le ha ido la pelota. Ayer, 1 de mayo, presentó su nueva colección “primavera-verano” en la que pudimos ver a sus cachorros disfrazados de “alborotadores”.
La idea es disuadir, asustar a la gente pacífica que se manifiesta en contra de un fascismo creciente, que, escondido tras la crisis, fabricada por ellos mismos, pretende suprimir todas las libertades ciudadanas. Ya lo han dicho en repetidas ocasiones diferentes capitostes de los partidos en el gobierno, PP y CiU: se trata de eliminar el derecho de huelga, de manifestación, de reunión, de expresión… Si leéis los periódicos encontraréis muestras de cada una de las afirmaciones anteriores.
No sé si estos mendas han calculado las posibles repercusiones que este estilo de gobierno les puede acarrear. La gente ha dado suficientes muestras de que no teme a los energúmenos y podrían encontrarse con grupos tan violentos como ellos, según han advertido los propios sindicatos de la policía, especialmente preparados para enfrentarse a los disfrazados.
Yo siento una gran pena al ver cómo “juegan” los políticos con aquello que, en teoría, está creado para defender los derechos de los ciudadanos.
Cómo desprecian a los miles de personas que se manifiestan pacíficamente, diciendo como dice la otra innombrable, la de Madrid, que provocan algaradas. Me pregunto por qué debemos permitir que una persona que ha sido votada para trabajar por la gente, se burle de ella.
Hay muchas personas, algunos de vosotros me lo habéis manifestado personalmente, que dicen: ¿para qué vamos a luchar si van a hacer igualmente lo que quieren? No hay nada que hacer.
Yo creo que eso es un error. De eso se valen, precisamente, los que tienen el poder.
Si cada uno de nosotros se echara a la calle a exigir que sirvan al pueblo que les ha votado y no al capital que les hace ricos, no nos despreciarían de esa manera.
De todas maneras no somos pocos. Nos falta el motivo que nos aglutine a todos en defensa de nuestros derechos, pero creo que no tardarán en dárnoslo. Estos sinvergüenzas se van creciendo, se van creciendo, hasta que salte la chispa y los mandemos a hacer gárgaras.
Puede que tarde, pero llegará. No se pueden burlar del pueblo de esa manera.
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