jueves, 14 de enero de 2010

MI AMIGO RAFI (Undécima entrega)



A muy pocos metros del árbol gigante donde jugábamos sobre todo en los meses de buen tiempo y calor se hallaba el segundo colegio al que asistí. Tenía el nombre de un gran investigador y científico y, como he dicho antes, se llegaba a él después de cruzar el olivar. Era un colegio nacional, o sea, público.
En ese colegio estuve dos años. De él tengo recuerdos muy puntuales. Estaba formado por dos edificios simétricos,: el de los niños y el de las niñas. Estaban separados por el patio, en el que no coincidíamos. En el patio, que era bastante grande, nos juntábamos con los mayores que eran los dueños y señores del espacio. Los pequeños nos cuidábamos mucho de entorpecer el juego de los grandes, aunque si nos necesitaban para hacer de portero o, porque no estaban justos nos aceptaban. El patio eras un lugar de juego y también un campo de batalla. Yo tengo una cicatriz en la comisura del ojo izquierdo, (es curioso observar que muchas personas tienen esa cicatriz justo donde se unen los párpados, en la parte externa del ojo). La mía es recuerdo de la herida que me produjo una piedra lanzada por no sé quién, desde no se dónde. Entonces era inútil ir a quejarse al maestro. Primero porque sería imposible que alguien se chivara y segundo porque seguramente el maestro no dedicaría ni un minuto a averiguar qué había pasado. Un pegote de algodón que te proporcionaba el conserje que, por cierto, tenía la misma mala leche que el maestro, y a correr.
Aquel lugar era testigo de multitud de acontecimientos. Había una pequeña sala de actos que daba al patio y en la que, a veces, presentaban algún número musical o circense. Tengo la percepción de no estar demasiado interesado en lo que allí se cocía porque mi pasión por jugar era superior a otras diversiones. Un día, cuando salimos al patio, vimos con asombro que el patio estaba libre. Eso había que aprovecharlo. Corrimos despavoridos de una punta a la otra, persiguiéndonos y saltando hasta que nos cansamos. Entonces nos dimos cuenta de que la sala de actos estaba ocupada por todos los que faltaban en el patio y que estaban disfrutando de una actuación de payasos. Cuando fuimos a entrar se acababa la fiesta y salían todos. Nos quedamos con un palmo de narices.
En el mes de mayo, el mes de María. Un día por semana y, aunque el colegio no era religioso, nos formaba a la entrada del colegio, a la salida de la tarde, y rezábamos y cantábamos aquello de Vayamos jubilosos… Algunos aprovechaban la ocasión de estar todo el colegio allí reunido para hacer el burro, y pillaban algunos coscorrones. Yo, también pillé más de una vez y me daba una rabia tremenda que me atizaran cuando estaba en pleno festejo.
En la clase de segundo estuve sólo unas semanas, luego me pasaron a tercero. No es por vacilar, pero los maestros consideraron, que aunque tenía 7 años, estaba preparado para ir a la clase de los de 8, o sea a tercero. Allí “conocí a Don Gregorio. Don Gregorio tenía una verruga en la punta de la lengua y cuando se enfadaba ( debería decir se cabreaba considerando que cabrearse es un aumentativo de enfadarse), bueno, pues cuando se cabreaba, se la mordía (la verruga) y eso significaba peligro.

SÍ, HAY CAPÍTULO DUODÉCIMO

miércoles, 13 de enero de 2010

UN BRINDIS (Por Arturo García)



  

De nuevo tenemos a nuestro amigo Arturo deleitándonos con este artículo en el que da muestras, una vez más de su calidad como persona y como articulista. Da gusto sentirse querido por personas que valoran tanto la mistad y los sentimientos. Aquí tenéis su escrito:



Mi amigo Manuel, sin proponérselo, me está agobiando porque, justo cuando me abre un espacio para que explique cosas en su blons, sucede que, como dice Serrat en una de sus canciones “las musas pasan de mi”, tengo cosas que decir, pero no quiero pecar de moñas y quizás tenga que cambiar de tercio.
Tienes una facilidad impresionante para escribir sobre los recuerdos de la infancia y con unos detalles que me asombran. Yo no sería capaz de llenar una cuartilla con ellos porque además es que los resumo en exceso y tú explicas hasta los detalles de la puerta de tu casa.  Yo diría que tenía UNA PUERTA, y punto.
Bueno, yo voy a seguir en mi línea y obviar los términos taurinos ya que me gusta y me siento cómodo a pesar de que me puedan decir (como ya me han dicho) que me estoy haciendo mayor.
Estos días de final de año dicen que son fechas de recogimiento y meditación, sobre todo para los creyentes que celebran la navidad. Yo prefiero entenderlo como unos días para descansar, entre otras cosas, de la tensión acumulada por el trabajo y, sobre todo, porque son fechas para rodearte de la familia y los amigos. Eso es lo que más me gusta. Qué importante que es eso, sentirte querido y devolverles ese favor que te hacen. Ya se sabe: “CARIÑO, CON CARIÑO SE PAGA”.
Durante la juventud estamos por otras cosas. Tienes las hormonas alteradas y eso hace que sólo pienses con una cabeza (que no es la del celebro), en divertirte, casi siempre rodeado de amigos; esos amigos de juventud que en la mayoría de los casos  los dejas de ver y que también son importantes, porque siempre te enseñan algo, unos a divertirte otros a ser responsable en fin… que de todos se aprende y en la mayoría de los casos cuando pasan los años sólo los tienes en el recuerdo. 
Con la madurez empiezas a pensar en  cosas que hasta ahora pasaban casi desapercibidas, pero que, por tenerlas, quizás no las valoras lo suficiente. Siempre he tenido gente a mi lado. Mi familia, principalmente, y, mis amigos. Algunos amigos con el paso de los años se han convertido en AMIGOS, personas a las que ayudarías en lo que pudieras con los ojos cerrados y que a la inversa pedirías que te ayudaran si lo necesitas. Amigos con los que compartir una buena tertulia, una copa, unas risas, hasta algún cabreo,  pero que, basta un momento de serenidad para darte cuenta que es sólo eso, una calentura y que la amistad está por encima de todo, luego vuelves a serenarte y ya queda todo olvidado.
Yo he tenido una suerte enorme porque he podido rodearme de buenas personas. En la adolescencia, cuando hacíamos teatro porque hacíamos una obra cada quince días y éramos capaces de estudiar, entrenar en algún deporte y, el poco tiempo que nos quedaba,  dedicarlo a ensayar las obras y, los fines de semana, se juntaba todo: estudiar un poco,  los estrenos, los partidos y claro sacar tiempo para ir a la disco a bailar y a ver qué pasaba con las chicas. 
En la juventud, porque seguía rodeado de parte de esas personas y otras que se fueron añadiendo, de las cuales, con los años, me he ido sintiendo igual de orgulloso.
En la madurez porque ninguno de mis amigos se ha querido borrar (creo que nos hemos cogido cariño).
Y espero que en la vejez siga siendo igual por que no concibo una vejez de otra forma.
En fin… todo esto viene a cuento porque quiero hacer un brindis. Bueno, dos. El primero al más puro estilo taurino (por tercera vez en este escrito uso un termino taurino y quiero dejar claro que estoy totalmente en contra de los toros, no de las corridas).
VA POR USTEDES y el segundo por que si no lo digo reviento,  BRINDO POR UN QUERER QUE NO PUDO SER.

martes, 12 de enero de 2010

TURISME VIRTUAL


Avui us vull presentar una pàgina que google ha presentat juntament amb la UNESCO les imatges de 19 llocs Patrimoni de la Humanitat de tota Europa. Son imatges amb una visió de 360º . Podem veure des de la catedral de Burgos fins les ruines de Pompeia. Amb l' StreetView pots veure els monuments amb la sensació de que estàs allà.
Aquí teniu la direcció:

http://maps.google.es/maps/mpl?moduleurl=http://www.svmapplets.com/sv/unesco/&t=k&utm_campaign=es&utm_medium=ha&utm_source=es-ha-emea-es-bk-mp&utm_term={keyword

lunes, 11 de enero de 2010

EL ADIÓS DE BEATRIZ. ¿Sonrisas o lágrimas?


A lo largo de la vida pasa uno por muchas etapas. Todas diferentes y motivadas por situaciones y experiencias que van marcándote el paso. Al andar se hace camino...
Yo, que he pasado una época en que he dejado de lado la literatura como goce y me he dedicado a la literatura más divulgativa, más de estar al día, estoy disfrutando ahora “por culpa” de Juanpe Ruiz del redescubrimiento de la literatura como arte, como disfrute...
Es éste un nuevo caso de alumno que supera al maestro. Vamos bien, creo...




“Mi propósito es comentar los versos más patéticos que la literatura ha alcanzado. Los incluye el Canto XXXI del Paraíso y, aunque famosos, nadie parece haber discernido el pesar que hay en ellos, nadie los escuchó atentamente”.  Así, señores, comienza el genial ensayo de Borges llamado “La última sonrisa de Beatriz”, incluido en “Nueve ensayos dantescos”.  Dante, sin ser un poeta del romanticismo más clásico, destroza esa corriente nostálgica con unos sencillos versos. Pero veamos qué dicen en concreto:  “Cosi orai; e queila, si lontana, come parea, sorrise e riguardommi; poi si tornò all´etterna fontana”. Es decir: “Así oré; y aquélla, que tan lejana parecía, se sonrió y me miró; volviéndose después hacia la eterna fuente”.
            Sigamos con Borges: “Dante ha ingresado en el Paraíso guiado por Beatriz. Con su nueva guía, Dante recorre las diferentes esferas concéntricas hasta salir a la que circunda  a las demás. (...) En ese momento se vuelve hacia su dama, pero en su lugar hay un anciano”:Credera veder Beatrice, e vidi un sene”, que es San Bernardo de Claraval.  Dante apenas acierta a preguntar dónde está su amada: “Ov´e ella?”.  “El Santo le contesta que Beatriz está en el trono en que la han colocado sus méritos”.  Dante desgrana una secuencia de virtudes hacia su amada y, a continuación, recita los versos que he citado anteriormente. Los estudiosos de Dante han escrito ríos de tinta intentando explicar el significado de los versos antes citados.  Borges es uno de ellos, y  nos remite en su ensayo a Francesco de Sanctus, el cual afirma: “Cuando Beatriz se aleja, Dante no profiere un lamento; toda escoria terrestre ha sido abrasada en él y destruida”. La mayoría de autores van más allá; creen que en el silencio de Dante hay un inmenso dolor. Borges considera que “edificó el mejor libro que la literatura ha alcanzado para intercalar algunos encuentros con la irrecuperable Beatriz”.
            Me pregunto si el poeta lloró tras perder a su querida en este pasaje del Paraíso. Borges me contesta con esa genialidad que le caracteriza: “Ausente para siempre de Beatriz, solo y quizá humillado, imaginó la escena para imaginar que estaba con ella”. Beatrice di Folco Portinari,aquella que tan lejana parecía”, aquel amor platónico que nunca fue, aquella florentina que paseaba sus encantos por el Ponte Vecchio,  murió con apenas veinte años, y yo, como Dante, como Borges y “como todas las generaciones venideras”, en boca de éste, soñaremos con Beatriz desapareciendo en aquella tenue y deliciosa “etterna fontana”.

Juan Pe Ruiz.

HUMOR DE PEDRO'S

Año Nuevo, nuevos chistes gráficos de nuestro dibujante de cabecera, Pedro Mª Martínez. Como el turrón, calidad suprema.



sábado, 9 de enero de 2010

MI AMIGO RAFI (Décima entrega)


Al piso donde vivíamos se accedía después de subir una empinada y estrecha escalera que, a veces, el Rafi y yo bajábamos a rastraculo, eso es, deslizando el culo por el filo de los escalones, casi sin tocarlos. Era rápido aunque arriesgado. Una vez arriba había un descansillo igual de estrecho que la escalera. Justo antes de salir al patio estaba la puerta de la vecina, la señora Josefina que vivía con su hija Teresa.

Cuando salías al patio, a la izquierda, estaba el lavadero en un pequeño cuarto de ladrillos sin enyesar, como el resto del patio. A la derecha, según salías al patio estaba la puerta de entrada a mi casa. Era una puerta muy sencilla, hecha con tres cuarterones. El de abajo era de madera, los otros dos de cristal, protegidos por un gran postigo que se cerraba por las noches. Mi padre mantenía siempre la puerta bien pintada para protegerla del agua de la lluvia. El pintado de la casa, una cocina ínfima, un comedor y dos habitaciones, era un ritual que se repetía cada primavera. La pintura se preparaba mezclando una cola espesa con unos polvos del color que se quería pintar y que se iba aclarando con agua según necesidades. Recuerdo a mi padre subido en la escalera de madera y a mi hermana o mi madre subidas en una silla sujetando la cuerda impregnada de azulete para hacer la raya que separaría el color de la pared del color del techo. Las paredes recién pintadas, despedían un olor característico, agradable.
Otra tarea que se repetía periódicamente era la reparación del suelo. El suelo de este piso no era de mosaico sino de cemento y con el roce de las sillas, la mesa y el mismo paso de las personas, se iban produciendo unos agujeros que mi padre tapaba en una operación meticulosa que seguía siempre el mismo proceso: limpiar el agujero de polvo u otras sustancias, mojarlo con el agua que tenía en una lata y rellenarlo con cemento.
Mi madre barría el suelo echando primero unas gotas de agua con los dedos para que no se levantara polvo. Para mi madre la limpieza era fundamental y no podíamos entrar en casa con los zapatos de cualquier manera, sobre todo si tenía la escoba en la mano.
La relación de mi madre con las dos vecinas que he citado antes, era excelente. Para ella lo esencial era que fueran educadísimas, buenas personas y catalanas. Las personas catalanas eran, en aquellos tiempos personas bien situadas, solían ser más educadas y respetuosas y, aunque la mayoría vivían en el centro de la ciudad, las que vivían en los barrios eran respetadas como las nativas del lugar. Nuestras vecinas eran dos personas de una amabilidad extrema. Muy cariñosas con los niños, y siempre dispuestas a ayudar. Mi madre las adoraba.

Un día subió un vecino que teníamos que era esquizofrénico gritando y dando golpes a diestro y siniestro y, de un puñetazo, le hizo una grieta a la puerta de las vecinas, pero no consiguió echarla abajo. Acto seguido, cruzó el patio, pasó por delante de mí, (yo estaba jugando allí y me quedé paralizado de terror) y entró como un loco (je, je) en mi casa. Mi padre le plantó cara y lo apaciguó mientras llegaban el padre y un hermano de esta persona para llevárselo a su casa y, posteriormente al manicomio con su camisa de fuerza y todo, que yo lo vi. Fue un hecho muy comentado en la calle. Para mí lo extraordinario fue la actuación de mi padre, resolviendo, solo, aquella situación tan peligrosa.
Nuestras vecinas habían permanecido en su casa aterrorizadas, temiendo lo peor cuando el loco se lió a golpear la puerta de su casa.
Cuando mi madre fue a decirles que había pasado el peligro y que mi padre había neutralizado al vecino, no sabían cómo demostrarles su gratitud.

BUENO, VENGA… SEGUIRÉ.

jueves, 7 de enero de 2010

CHASCARRILLO LA TERE

EL NEGRO JOSÉ

Una pareja que va de luna de miel al caribe. Todo espectacular. Una noche
van paseando y ven un cartel:
" EL INCREIBLE SHOW DEL NEGRO JOSÉ "
"¿Entramos, mi amor?" dice ella.
Y entraron al show.
En el escenario, músicos caribeños tocando y unas chicas muy bonitas
que colocan en el centro una pequeña mesa.
La música se escucha pegadiza y de pronto entra él: ¡El negro José!
Un hombre musculoso, bailando al son de la música. Se acerca a la mesa y
coloca sobre ella, 5 nueces, seguidamente, se baja sus ajustados pantalones y
saca 30 centímetros de puro "pene" y ¡pan!, ¡pan!, ¡pan!, ¡pan!,
¡pan! ¡¡¡Rompe las 5 nueces!!!
La gente aplaude a rabiar. Ellas se van entusiasmadas y ellos muy
impresionados, no pudiendo disimular cierta envidia.
Pasan los años y 25 años después, la misma pareja se dispone a volver al
Caribe para celebrar las bodas de plata.
"Mira mi amor, sigue el cartel de "EL INCREIBLE SHOW DEL NEGRO JOSÉ",
¿entramos?.
El local era mucho más lujoso, pero el show parecía el mismo:
 los músicos, las chicas, la mesa ... y de pronto, ¡entra el negro José!
 Tenía canas en su pelo, pero seguía siendo musculoso.
Se acerca a la mesa y sobre ella coloca 5 cocos. Segudamente, saca su
 "pene" y ... pan, pan, pan, pan, pan, !!! rompe los 5 cocos !!!
 La gente aplaude entusiasmada y el marido dice : "Mi amor, voy a saludar a
 ese negro".
 Llama a la pueta del camerino y abre el negro José, muy simpático.
 "Lo felicito, !!! es usted un genio !!!" pero permítame una pregunta:
 "Antes, usted usaba nueces y ahora cocos, ¿porqué?
 El negro José, bajando la mirada y, en voz baja, medio avergonzado,
 dice: "Mire usted, con los años, la vista ya no es la misma..."

miércoles, 6 de enero de 2010

IMAGINE PER TOTHOM.

Avui, la meva amiga Maribel Valldeperas, m'ha enviat aquest video-clip que crec molt adequat per les dades que estem i per que no oblidem que estimar-se és millor que ignorar-se.
Gràcies, Maribel, per estar al cas.

lunes, 4 de enero de 2010

IRLANDA, EN REALIDAD II. (Por Daniel Orta)



Por Daniel Orta
Qué mejor manera de celebrar el Año Nuevo que con un buen trago, y de eso los irlandeses saben un rato.

Hablemos de una cerveza, posiblemente una de las más conocidas a nivel mundial, quizás respetada por su gran carácter, quizás temida por su densidad y color intenso, quizás repudiada por su amargura y peso, quizás huida por su gran medida una vez servida, quizás despreciada por su distancia a nuestra tradicional rubia, quizás descartada por no encajar en nuestra cultura de olivas y cañita, o quizás esquivada por el temor a una resaca mal llevada.
Se trata de una cerveza de las tradicionales Stout, negra y cremosa. Una cerveza que se produce en 50 países, entre los cuales se encuentran: Nigeria, Malasia, Camerún, Hong Kong y Ghana. Y por supuesto Irlanda, en Dublín, en el mismo centro de la ciudad, una factoría que fue fundada en 1759 en la calle Saint James, un lugar impresionante y lleno de historia, donde las antiguas chimeneas rebufan humo y esparcen el olor del tueste de la cebada. Un olor que, especialmente aumenta, en fechas como San Patricio y Navidad, cuando la producción anda a su máximo gas. Personalmente tuve la suerte de trabajar ahí, a mí llegada a la isla esmeralda, hace ya 10 años, y ese fascinante aroma se me quedó grabado para los restos, así como las ganas y el ímpetu que todos los trabajadores demostraban al producir la GUINNESS. Un producto que, más que una mera cerveza, es un orgullo nacional (1) y una bandera que les acompaña allá donde van.

(1) Debería decir, “casi nacional”, ya que como en muchos otros sitios, existen los separatismos y los que no la consideran suya, por ejemplo:
En la región de Cork se produce la Murphy’s, una Stout de cualidades similares. Dos cervezas muy parecidas y enfrentadas por la política.
Normalmente el ciudadano de Cork, que no está de acuerdo con el poder dublinés sobre el país y, que bebe Murphy’s por militancia, nunca beberá la cerveza rival, cuestión de principios y de “defensa de la Terra”. Incluso el pub que sirve la primera, nunca servirá la segunda y viceversa.

Recordemos a aquel turista que llega a Irlanda con la intención de captar todos aspectos característicos que difieren a los irlandeses del resto de europeos, pues bien, lo primero que hace es abrir las puertas de cualquier tradicional pub y asombrarse de la cantidad de tiradores de cerveza que cohabitan en la barra. Y claro, la GUINNESS, siempre está ahí presente.
En Jordi, con su inglés del Home English:
-GUINNESS, please.
-No problem.
El camarero coge un vaso, del tamaño de una pecera (algo así como medio litro), y empieza el ritual de, “the perfect pint”, la pinta perfecta:
Sitúa el vaso bajo el tirador con un ángulo de 45°, y dispone un 80% de la pinta, el líquido que va saliendo del impoluto tirador es de color blanco, lo que deja perplejo a en Jordi. El “waiter” deja el vaso sobre la barra, durante un tiempo, a todo esto el de Lloret de Mar se queda extasiado viendo la reacción, la actividad y el cambio brutal de color que ocurre dentro del recipiente. El camarero finaliza la operación colmando el vaso hasta que casi se desborda.
Según los estudiosos y perfeccionistas del asunto, este proceso debe durar 119 segundos!
Ahí se paga, entre los 4,50 a 5,50 euros, se espera unos segundos hasta que el brebaje está completamente sentado, y ya podemos disfrutar del maravilloso néctar irlandés.
Apreciemos la espuma: es tan densa que podemos trazar con el dedo lo que se nos ocurra, una cara sonriente, nuestra inicial, se mantendrá ahí hasta que nos la acabemos, incluso podemos enumerar las pintas conforme nos las vayamos tomando…
Se sugiere ser rapidito para que no se “duerma” y pierda su potencia.
En el tema GUINNESS no hay medias tintas, o te gusta o la odias, su sabor intenso y recio, definitivamente divide las masas.

erDani... to be continued.

ACTUALIDAD: HUMOR DE PEDRO'S


domingo, 3 de enero de 2010

MI AMIGO RAFI (novena entrega)




¿Os hablé de la tienda del Pepe Luis?
En el chaflán de enfrente del bar estaba la tienda del Pepe Luis. Era una tienda de alimentación, de aquellas que parecía que tenía un almacén de goma. Tenían de todo lo que ibas a buscar. Creo que entonces se compraba cada día lo que se necesitaba. Y la tienda era también lugar donde se encontraban las vecinas y comentaban la actualidad de la zona. A comprar sólo iban las mujeres, a veces, con los niños. Ver a un hombre en la tienda era algo chocante.
En la puerta de la tienda jugábamos muchas veces, el Rafi y yo, a las bolas. Tenía su dificultad porque la calle que cruzaba, hacía bajada y, si tirabas la bola muy fuerte se te podía ir calle abajo, bastante lejos. A veces hacíamos el guá justo donde empezaba la pendiente, para darle dificultad al tema. No os creáis, la posición y la forma del guá tenían su importancia en el juego. Si lo hacías cerca del bordillo era fácil colar la bola porque el rebote te favorecía. Cuando dominabas la técnica, hacías el guá pequeñito para darle emoción. A veces hacíamos el guá de un palmo de diámetro; entonces el juego era más relajado, no jugábamos a la verdad. Cuando jugábamos al guá nos poníamos las rodillas perdidas de tierra. Aquellas rodillas estaban endurecidas por la intemperie y el roce con el suelo (la mayoría de los juegos se hacían por los suelos). Era bastante chungo cuando tu madre decidía que aquellas rodillas no estaban presentables para cualquier “evento”. Entraba en acción con la piedra pómez y podías ver las estrellas en plena mañana.
Solíamos llevar pantalón corto también en invierno y, aunque los calcetines te llegaban casi hasta la rodilla, las piernas se ponían rojas y la piel de gallina del frío, pero el juego lo superaba todo.

Yo, los domingos, no podía jugar al guá. Llevaba la ropa nueva, la de los domingos, y si la ensuciabas o, peor aún, la rompías, te la podías cargar. El Rafi no, el Rafi podía ir los domingos con ropa de cada día (claro, él no iba a misa) y podía jugar a lo que quería. Los domingos no era día de jugar en la calle. Por la mañana te levantabas, te bañabas en el barreño, te ponías la ropa nueva y, a misa. Normalmente a la de 11 que era a la que iban la mayoría de los niños. Después de misa podías correr un poco por la plaza, a veces alrededor del carrillo las pipas. Podías comprar una paperina por 10 céntimos de peseta. La mujer también vendía chufas, chochos de vieja, cacahuetes y chiclets Bazooka. Era lo que más me gustaba. Con un chicle Bazzoka se te llenaba la boca de chicle y hacía unas bolas que, al explotar, se te podían pegar hasta en las cejas. No todos los domingos tenías suerte de pillar algo, porque la cosa no estaba para gastos.
A veces, después de misa había una sesión de cine gratuita, para los niños. Era en el cine del cura. No sé si se llamaba así porque era del cura, porque estaba en las instalaciones de la parroquia o por las dos cosas. También le llamábamos el cine Viejo.
A mí me encantaba aquella olor de cine. Nunca he sabido si era un ambientador, el jabón con el que fregaban el suelo o qué, pero los cines tenían una olor especial, agradable. Las películas eran cortometrajes de El Llanero Solitario, Rin tin tin, el Zorro, etc. Salíamos todo emocionados y,por la calle, imitábamos las hazañas que habíamos visto en las pelis.

Por la tarde, ya sin la ropa de los domingos, que te quitabas para comer, se visitaba a la familia. Los mayores se dedicaban a hablar de cosas de mayores y los niños a jugar con los primos.

TO VA A CONTINUÁ…

viernes, 1 de enero de 2010