lunes, 4 de octubre de 2010

MIS DETECTIVES FAVORITOS. 2.- HORNE FISHER. (Por Juan Pe Ruiz)

Tanto hablar de detectives, estoy empezando a sospechar. Adelante Juan Pe, adelante...

Mi segundo detective favorito es también una criaturita de G.K Chesterton; ya lo avisé en mi anterior artículo sobre el Padre Brown. Este apuesto “gentleman” del que ahora os hablaré no es otro que Horne Fisher, protagonista de la serie de relatos que componen uno de los mejores libros de Chesterton: “El hombre que sabía demasiado”. En una edición de “El Club Diógenes-Valdemar” leo lo siguiente: “el escritor británico nos presenta a Horne Fisher, un peculiar funcionario del Imperio que va tropezando a lo largo de su carrera con una serie de misteriosos asesinatos cuya solución se encuentra más allá de las apariencias. Como en la mayoría de los thrillers de Chesterton, cada relato encierra una ingeniosa paradoja sobre la condición de la sociedad o sobre la naturaleza humana”.
                   Son ocho los relatos que componen este estupendo libro: “El rostro en la diana”, “El príncipe fugaz”, “El espíritu del colegial”, “El pozo sin fondo”, “El agujero en el muro”, “La manía del pescador”, “El tonto de la familia” y “La venganza de la estatua”. Tras la lectura del primero de ellos –para mí una antología suprema del arte de la deducción y el análisis de las miserias humanas- no pude dejar de admirar cada una de las historias de este caballerete, el cual, sin pecar a mi juicio de vanidoso, dice de él mismo en “El rostro en la diana”: “Yo creo muchas cosas. Si por casualidad ustedes logran algún día hacer saltar por los aires todo este tinglado que es la sociedad, no creo que la raza humana llegue a encontrarse peor que ahora. Pero no sea usted demasiado duro conmigo por el simple hecho de que sepa lo que es la sociedad. Esa es precisamente la razón por la que prefiero dedicar mi tiempo a otras cosas. Como, por ejemplo, a esos hediondos peces”. He aquí otro ser que su profesión no es la de capturar criminales, pero que los descubre siempre en sus propias carencias.
                   Termino con otra cita, esta vez la de  Juan Carlos Eizaguirre,  al hablar de la versión del libro que da la Editorial Acantilado: “El presente libro consiste en una serie de relatos (lo que antes llamábamos cuentos) de corte policíaco, o de intriga, a los que Chesterton era muy aficionado. Nada más lejos que una novela actual de acción (los llamados thrillers); aquí, el autor plantea el argumento y su desenlace como si fuera un acertijo que se descubre por observación y deducciones lógicas. Aunque estos relatos son verdaderamente magníficos, dudo que una persona acostumbrada a nuestra novelística de consumo pueda apreciar o disfrutar los enredos de Chesterton”.
                   Poco más, como veréis, queda por decir de esta singular y estupenda obra a través de la cual os he presentado a mi segundo detective favorito.

Juan Pe Ruiz.

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