lunes, 1 de noviembre de 2010

EL RAFI (Vigésimo cuarta entrega)


Lo que peor llevaba del día de Reyes era tener que ir a misa. Tenías que dejar de jugar con lo que te hubieran traído, lavarte en el barreño, vestirte con ropa que no se podía ensuciar y mucho menos romper y asistir a misa de 11. Misa a la que no podías llevar ningún juguete, sobre todo si era una pistola, escopeta, arco o cualquiera de las armas que se regalaban a los niños y que no producían en nosotros ningún instinto violento, utilizábamos las armas como si de una película se tratara, de un juego… Bueno el caso es que salías de misa y tirabas disparado para casa a reencontrarte con la ilusión
Un año los reyes me trajeron un traje de romano… Sí, un traje de romano. Me quedé perplejo ante la visión de aquel juguete que yo no había pedido. Me pasé parte de la mañana pensando cómo utilizarlo sin llamar excesivamente la atención de mis amigos, sobre todo la del Rafi. El jueguecito era todo de plástico y constaba de un casco, de romano, con su penacho y todo; una coraza que se ataba a la espalda con unas cintas, una espada, de romano y un tridente. Ah!, y un escudo. (El de la foto estaba recién levantado).
 Después de un buen rato de meditación sobre lo que podría pasar si salía a la calle ataviado de esa guisa, me decidí a ponérmelo todo y salir.
En la calle, dándole patadas a un balón, de goma, (los de cuero todavía no los traían los Reyes). Cuando me vio, se quedó perplejo intentando adivinar quién era el que llegaba de esas maneras. Instintivamente chutó la pelota con intención de darme y me dio, me dio en la coraza y la pelota rebotó como si hubiera dado contra la pared, flipó…
Debió pensar que sería un buen sistema para defender en partidos contra los pisos de Montserrat, nuestros máximos rivales en los encuentros de fútbol callejero.
Cuando me reconoció, me dijo:
-          ¿Dónde vas con eso?
-           Me lo han traído los Reyes- le dije esperando comprensión.
-          ¿Vas a jugar a futbol así?
-          No es para jugar a fútbol. Es un traje de romano.
-           Los romanos no llevaban tridente. Eso era los gladiadores- me largó haciéndose el especialista.
-          ¿Y tú que sabes?
-          Lo sé porque lo he visto en las películas.
-          Pues yo lo he visto en un tebeo y también llevan tridente y red.
-          ¡Ale! ¡Ésos son los pescadores!
Me dijo eso, de forma muy cómica, riéndose de mí. Yo también me reí cuando acabé de entender la broma.
La discusión se terminó cuando llegaron el Paquito, el Vicente, el Juanito y el Rubio y nos pusimos a jugar un partidillo con el balón del Rafi. Él llevaba puesto el casco de romano y yo el peto. La espada y el tridente sirvieron para hacer una de las  porterías.
Cuando los reyes se enteraron de que había estado jugando al fútbol con el traje de romano puesto, decidieron llevárselo de nuevo.
Al año siguiente vi al Cristóbal, uno que había llegado nuevo a la calle y que era más pequeño que nosotros, con un traje de romano muy parecido al mío.

VENGA, SÍ… CONTINUARÁ. 

3 comentarios:

  1. ¡Habría que haberte visto vestido de romano!. 24 buenas entregas ya... y que siga. ¡Qué bueno eso de que con la espada y el tridente hicistéis una portería... igual que los campos de césped artificial en el que juegan hoy en día nuestros hijos... tela!. Me quedo con lo del traje romano... ¡O tempora, o mora!. un abrazo.

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  2. ¡Joder, tío!. Me he pegado una "panzá" de reir a costa del Romano que me duelen los ojos de tanto frotármelos para a secarme las lágrimas. ¡Por Dios que hacía días que no me reía tanto!

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  3. Gracias Moi. Supongo que el hecho de conocer las vivencias de esos tiempos, te permite entender el hecho con mucho realismo. Con qué poquito nos conformábamos y lo bien que lo pasábamos.

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