miércoles, 27 de octubre de 2010

ALGO DE POESÍA (por Juan Pe Ruiz)

Sin comentarios... A mí este Juan Pe me supera. No sé qué me gusta más, si el introito o las poesías. Gracias Juan Pe.


Me pregunta mi querido amigo y profesor Manu: ¿para cuándo, Juan Pe, otra poesía?. Lo cierto es que todos los poemas del mundo los escribí siendo un adolescente. Pero hoy rememoraré aquellos tiempos un poquito más. 
Yo estudiaba para los exámenes de fin de curso de primero de derecho. En mi casa se pintó aquel año y me era imposible estudiar allí… bueno, lo cierto es que apenas estudiaba en ningún sitio, soñaba más bien. Mi lugar de estudio lo encontré en una casetilla en el terrado de la casa de mi abuela Amalia, en el número 8 de la calle Jabonería, en Barberà del Vallès. Había sido reformada la minúscula casilla para trastos que hizo en los años sesenta mi abuelo Valdivia y, sin ser un mayúsculo habitáculo, tenía su mesa, una silla y un maldito techo de uralita que me asaba en aquellas tardes de aquel horrendo junio. Pues allí aparecí yo con mis “tochos” de derecho, con la mirada perdida las más de las veces en las telarañas de los rincones, en el zumbar de un abejorro… no sé, en todo menos en el “in dubio pro reo”.
Resulta que una tía mía cosía en un cuartillo que se oteaba desde mi privilegiada atalaya. Y allí compartía las tardes de costura con otras mujeres y muchachas. Y yo, ¡cómo no!, sufrí una especie de enfrascamiento hacia una de aquellas damitas, llamada Esther. Serían los vapores bajo la uralita, tal vez la puñetera esencia del derecho natural… lo cierto es que sufrí una especie de obsesión por verla entrar y salir. Y la veía entre luces, cosiendo, riendo con las demás, y apartaba mi mente de los renglones jurídicos y, como digo, soñaba, y mis sueños se plasmaban en versos de amor. Así surgieron dos poemas, que son los que ahora os intercalo, a petición de mi querido profe. ¡Ah!, la ilusión fue pasajera… mi timidez hizo que ni siquiera supiera nunca cómo era el tono de voz de Esther.

1/                                                                             
He esperado mucho tiempo                                 

y al fin lo he conseguido…                                 
Me he puesto lo que deseo,                                 
me he puesto tu vestido                                       
de bolitas de oro hecho.                                        
Lo bordaste con cariño,                                        
con pasión y con esmero.                                      
Ya me lo pones encima,                                        
ya sueño con tu amor cierto.
Ahora mi baúl lo guarda
como pinzas de un recuerdo.
Fue al romperse la solapa…
Tú dijiste: -No te quiero.
Fue al romperse un corazón
de bolitas de amor hecho.


2/
Había dos pajarillos lilas                                         
sobre tu limpio pelo.

Yo soñaba… y me escondía
tú eras mi amor sin saberlo.
Reías y bordabas… y reías;
y un fino oro en tus dedos.
Subía, y bajaba, y me iba,
y tú eras mi único amor cierto.

Juan Pe Ruiz



4 comentarios:

  1. Consigues escribir esas introducciones de una manera que por un momento me traslada a ese no tan mayúsculo habitáculo. Además de reconducir mi memoria a mis propias "Estheres"

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  2. Puedo imaginarme esta sensación, la ilusión, el calor cayendo de la uralita mientras las palabras surgían....
    Has plasmado tan bien los sueños de amor!

    Besitos!

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  3. Gracias por vuestros comentarios. Daniel, a ver si tengo la gran suerte de conocerte... dile a Manu que nos prepare un desayuno a 3 bandas y nos conocemos. Ester, "amarillita", muchos besos. ¿Has visto, 4 meses antes de que tú nacieras ya soñaba yo con una Esther?.

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  4. El mismísimo erBlons28 de octubre de 2010, 9:24

    Qué grande es esto de internet. Juan Pe, Daniel es 10 0 12 años más joven que tú, pero como persona que valora lo artístico, muy cercana a tus gustos y a los míos.

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