miércoles, 10 de febrero de 2010

EL ISLAM EN “LA DIVINA COMEDIA” (Por Juan Pe Ruiz)


Esta vez hay que decirlo alto y claro. Juan Pe s'ha pasao. Este artículo es para catedráticos de literatura. De muy alto nivel. Hay que leérselo, no obstante, porque sólamente las citas que hace en Italiano de lo más medieval, nos demuestran el conocimiento, profundo, que tiene J.P. de la obra cumbre de Dante.
De todas formas s'ha pasao con el nivel. Ha puesto el listón muy alto y cómo siga subiendo a este ritmo, voy a tener que darle un toque. Nos encanta, no obstante.



Son muchos los antecedentes que Dante obtuvo para acometer su colosal “Divina Comedia”.  Según un genial artículo de Fernando Cisneros, llamado “Dante y el Islam. Enfoques a partir del texto de la Commedia”:  “se sabe de la predilección en que tenía Dante a “La Eneida”, cuya influencia es notable desde la elección misma del guía del inframundo –Virgilio-“.  Pero también está la influencia de la mitología griega, a la que hace constantes referencias: Carón, Minos, Cerbero, etc…o la propia Biblia, como católico que era.  Pero también, aunque brevemente, se nutre su poema del Islam. Este hecho ha originado numerosos comentarios y no pocos libros, siendo de destacar, como nos dirige Cisneros, “La escatología musulmana en La Divina Comedia”, de Asín Palacios. Esto es lo que voy a comentar todo lo breve que pueda ser capaz ante tan enorme tema y para ello sigo a Fernando Cisneros.
            “En su primera referencia, que es la de la ciudad de Dite, -comienza el articulista- Dante parece ajustarse a la imagen hostil al Islam que predominaba en su medio. Así, en Inferno, VIII-67 y ss establece”:
“Lo buon maestro disse: “Omai, figliuolo, s´apressa la città c´ha nome Dite, coi gravi cittadin, col grande stuolo”. E io: “Maestro, già le sue meschite là entro certe ne la valle cerno vermiglie come se di fuoco uscite fossero”.
Y continúa el artículo: “La ciudad infernal tiene mezquitas de color bermejo por causa del fuego eterno, semejantes a los castillos de fuego de algunos relatos musulmanes del “Mi´râj”. Pero la cita más adversa la encontramos en el círculo de los sembradores de discordias, en las profundidades del Malebolge, y allí (Inferno, XXVIII-23)”:
“… com´io vid´un, cosí non si pertugia, fesso dal mento infin là´ve si trulla. Tra le gambe pendevar le minugia; la curata pareva e´l tristo sacco che merda fa di quel che si trangugia. Vedi come storpiato è Mäometto! Dianzi a me se´n va piangeando Alí, rotto nel volto dal mento al ciuffetto”.
Sigamos leyendo algunos puntos de Cisneros: “Siendo Mahoma para los cristianos el autor del máximo cisma de acuerdo con la concepción medieval, Dante muestra, de acuerdo con las leyes del “contrapasso”, la mayor hendidura: cortado en canal, despanzurrado, deja salir los contenidos del vientre.  En esa misma descripción dantesca resulta notable la presencia, junto al Profeta, de Alí, su yerno, origen de la corriente musulmana shií, nacida del partido que lo consideraba sucesor legítimo de Mahoma”, en contra de los sunnitas, la otra gran rama del Islam.
            “Pero simultánea a la imagen negativa del Islam, se insinúa otra visión aparentemente incompatible en la misma Commedia, y la encontramos en el “nobile castello” del Canto IV”, nos sigue refiriendo el Artículo:
“Euclide gëomètra e Tolomeo, Ipocràte, Avicenna e Galïeno, Averroís, che´l gran comento féo…”.
Leamos con detenimiento esta deducción de Cisneros: “Es notable que grandes figuras intelectuales musulmanas como Avicena o Averroes sean mencionadas en el Limbo, el lugar de suprema inocencia, en compañía de grandes sabios de la antigüedad o de ciertos personajes mitológicos.” Averroes, filósofo árabe, destaca por encima de Avicena, gracias a los célebres comentarios –“che´l gran comento féo”-, que hizo de Aristóteles, el famoso filósofo griego.
Para terminar, incluyo esta última deducción del articulista: “La última mención de un musulmán en el Limbo resulta una particular paradoja: “… e solo, in parte, vidi´l Saladino” (Inferno IV-129). “Dentro del imaginario occidental dominado por las cruzadas, -sigue diciendo el artículo-  Saladino es equiparado a una imagen caballeresca, simétrica a sus propios campeones aunque perteneciente al campo rival”. Pero por algo de héroe lo tiene Dante; “por una soledad que lo agranda”, como diría Borges en su ensayo “El noble Castillo del Canto cuarto”, de “Nueve ensayos dantescos”.
Dante, reconocido católico, habla del Islam como herejía, pero, a su vez, destaca los nombres de sus ilustres filósofos y de su más grande guerrero. A su Profeta lo sitúa en las profundidades del Malebolge (fosa maldita), en una situación descomunal, como hemos comentado; a los ilustres, en el “nobile castello” del Canto IV, en un lugar donde se reunen los grandes poetas con los héroes mitológicos. Dante nada deja al azar en su “Commedia” y aquí tenemos otra prueba de ello.
Juan Pe Ruiz.

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