A pesar de lo mal que están las cosas nuestra amiga Tere no pierde el humor. Si perdemos el humor perdemos el partido de la vida. Gracias Tere por animar nuestros momentos más chungos.
Un matrimonio está invitado a una fiesta de disfraces, pero a ella le dolía muchísimo la cabeza, y le dijo al marido que se fuera solo.
Él protestó, pero ella le dijo que se iba a tomar una aspirina y que se iba a ir a la cama, que no había necesidad de que él se quedara en casa. Así que el marido se puso el disfraz y se fue.
Él protestó, pero ella le dijo que se iba a tomar una aspirina y que se iba a ir a la cama, que no había necesidad de que él se quedara en casa. Así que el marido se puso el disfraz y se fue.
La mujer, después de dormir una hora, se despertó bien, sin dolor. Como era temprano, decidió ir a la fiesta. Como el marido no sabía cual era su disfraz, ella pensó que sería divertido observar cómo actuaba cuando estaba solo.
Ella llegó a la fiesta y enseguida vio al marido bailando en la pista con cada chica con la que se cruzaba, tocando un poco por acá, tirando besitos por allá... La mujer se le acercó y empezó a seducirlo. Él dejó a la mujer con la que estaba y se dedicó a la recién llegada (su mujer). Ella lo dejó avanzar todo lo que él quiso.
En un momento dado, él le susurró una proposición en el oído y ella aceptó. Salieron, entraron a uno de los coches y tuvieron sexo de todas las maneras y posiciones. Antes de desenmascararse, a medianoche, ella se escabulló, se fue a su casa, se quitó el disfraz y se metió en la cama, preguntándose qué clase de explicación le iba a dar su marido.
Cuando él entró, ella estaba sentada en la cama, leyendo. Con aire distraido le pregunta:
- ¿Cómo te fue?
- Bueno, lo de siempre... ya sabes que no lo paso bien cuando no estoy contigo.
- ¿Bailaste mucho?
- Ni una sola pieza. Cuando llegué, me encontré con Roberto, Juan, Carlos y otros, así que nos fuimos a la planta baja y jugamos al póker toda la noche...
- Bueno, lo de siempre... ya sabes que no lo paso bien cuando no estoy contigo.
- ¿Bailaste mucho?
- Ni una sola pieza. Cuando llegué, me encontré con Roberto, Juan, Carlos y otros, así que nos fuimos a la planta baja y jugamos al póker toda la noche...
¡Lo que no vas a creer es lo que le pasó a Manolo. Le presté mi disfraz, se topó con una calentorra y se puso morao!
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