No hay nada más doloroso que la muerte de un niño, al menos para mí. Veo las imágenes de esa madre haitiana gritando desconsoladamente junto al cadáver de su hija y me embarga la emoción, la tristeza, la impotencia. La magnitud no es comparable, pero es la misma sensación que sentí con la explosión de los trenes en Madrid. Recuerdo haber llorado viendo las primeras secuencias en la televisión, y si aquello nos dolió por la proximidad, esto que ha ocurrido en Haití no nos puede dejar indiferentes.
La triste ley de vida hace que todo deba seguir; que continuemos trabajando, paseando, comiendo, sonriendo... es inevitable. Pero algo en lo más profundo de nuestros corazones ha de hacer que la vida se pare un momento, un instante, apenas un minuto. Sintamos en esa brevedad el dolor de todas esas personas que lo han perdido todo y que a su paupérrima vida viene a sumarse este holocausto de muerte. Contribuyamos económicamente, por favor, sólo es un euro por persona; no llega siquiera a lo que nos cuesta ese café con leche que, a menudo, tan mal nos sienta a media mañana.
No hay nada más doloroso que la muerte de un niño, al menos para mí.
Juan Pe Ruiz.
Juan Pe, queremos un blog tuyo! crack!
ResponderEliminarEl crack es Manuel Ocaña por tener este estupendo punto de encuentro y darnos acceso a todos a escribir nuestros sentimientos, nuestras inquietudes, en este mundo tan triste de muerte y calamidades. Por eso, gracias por tu comentario, pero yo, a su vez, se las doy a Manu... ese sí es un crack. Juan Pe Ruiz.
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